LA HISTORIA DE LA CHINA POBLANA

Por si algunos no lo sabian un personaje tan representativo en la historia de Mexico estuvo en Acapulco, he aqui la historia.

LA CHINA POBLANA

En una de las naos de Manila, llegó a Acapulco una linda chinita y aquí fué comprada por un rico mercader de Puebla de los Angeles. Se llamaba o la llamaban Mirra y ya en Puebla se bautizó como Catarina de San Juan. De esa chinita Mirra, nació la China Poblana. Allí quedó el traje estilizado en diversas formas, para ser parte de nuestra nacionalidad. Unos piratas que incursionaban en los mares de China, apresaron un barco indú y en él encontraron a una gran señora ala que llamaban Mirra. Esos piratas vendieron a Mirra a un rico encomendero español, quien la trajo a Acapulco. Este vendió a la oriental a un rico mercader poblano Miguel de Sosa.¿Quién inventó la leyenda de la China Poblana?. Lo hizo el coronel Antonio Carreón, quien encontró apoyo en el Licenciado Ramón Mena.

Catarina de San Juan nació en la India en 1613 y murió en Puebla en 1688. En Puebla vivió en la casa del capitán Sosa y su mujer Margarita de Chávez. Muerta la pareja Catarina pasó a la casa del sacerdote Pedro Suárez, donde llevó una vida casi conventual. Se casó con otro esclavo chino, también procedente de Filipinas.

Al enviudar se entregó a una vida de penitencia y ayunos. Según noticias, recibía la visita de Dios y los Angeles.

Durante muchos años, hasta su muerte, Catarina de San Juan,tuvo visiones celestiales: hizo profecías y realizó milagros. Fué sepultada en la iglesia de la Compañia de Jesús.

A los trece años de muerta la china, los inquisidores prohibieron cualquier retrato del obispo Juan de Palafox yMendoza y Catarina de San Juan, so pena de excomunión.La china vivió 60 años en Puebla y no logró hablar el castellano, ni medianamente.

Nada tiene que ver este traje de nuestra China Poblana de hoy, con la indumentaria paupérrima que Catarina usó para cubrir su desnudez... Como esclava, ningún lujo o gala puede haberse permitido y ya mujer en Puebla, esclava de sus amos y esclavade Dios, su indumento se reducía, como dice su confesor y biógrafo, a saya, manta y toca. Compárese éste con el castor rojo bordado de lentejuelas, la pródiga camisa que deja adivinar la opulencia del seno, las medias blancas, las zapatillas, y el rebozo incitante y convendremos en que se trata de los palos opuestos liberados por un guión misterioso".