“Post-disco” y “proto-house”
Con la llegada de los 80, más que morir, la música disco mutó en otros géneros como el “dance-pop”, el hip-hop, el house y el tecno. Se evolucionó hacia sonidos más electrónicos, dando origen a la actual música “house”. Es en estos momentos de transición o “crossover” donde encontramos algunas de las piezas más interesantes.
Sin embargo, el house en sus inicios no bebió sólo de la música norteamericana. En los clubs de Nueva York y Chicago eran muy populares artistas electrónicos británicos como Depeche Mode o Soft Cell y otros de corte más disco como Giorgio Moroder o Klein & MFO; también alemanes como Kraftwerk, belgas como Telex, y miles de producciones de baile italianas (italo disco).
El Paradise Garage, en NY, y el Warehouse en Chicago (presidido por Frankie Knuckles), rompieron con las barreras de la raza y la opción sexual (hasta entonces, negr@s y blanc@s, gay-les y heter@s se divertían segregad@s), y pusieron el acento en la música.
La música que se pinchaba en estos clubs era tan variada como su clientela: música negra basada en el r’n’b, y música disco aderezada con cosas tan diversas como el “Magnificent Seven” de The Clash.
Otra mutación de la música disco fue el “no wave”, mezcla de disco y punk. En el verano del mismo año en que se abrieron el Warehouse y el Paradise Garage, 1977, las revistas norteamericanas hablaban de un nuevo fenómeno musical llamado “punk”. A caballo entre el ruido punk-rock y el disco, la escena “no wave” vivió una corta etapa en NY, en estrecho contacto con la escena artística de vanguardia. En esta escena destacan las pioneras ESG, y también The Contortions, Konk, Yoko Ono, Lydia Lunch, Cristina, etc. Básicamente era una actitud musical que rechazaba el formato tradicional del rock ‘n roll (cuerdas, coros), e incorporaba también otras influencias como el Free Jazz y la música negra
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