Imagen de alguna de sus tradicionales fiestas de la discotheque Boccaccio en la que el staff lucia la vestimenta acorde al evento.
En el año 1975 el periodista Ricardo Garibay se presento en las puertas de Boccaccio un 18 de mayo, se transcribe una parte de su articulo publicada en el diario Excelsior el 18 de Mayo del mismo año.
"Se abre una ventanilla en la puerta. Te miden. Si tienes facha de pobre no entras. "Esta lleno, perdone". Despues me diran que eso nunca sucede, porque los pobres se discriminan solos.
No hay pobre que pueda con estos precios ni con este ambiente, vea nuestra clientela - des´pues advertire que mucho de la clientela son meseros de diferentes restoranes del puerto, meseros, los actuales tiburones reyes de la gueriza, y jovenes comerciantes modestos, tengo un mostradorcito con ropa en la playa, ai meago buey, el quinienton el dia ma o meno, pero lo que caiga me lo bailo con las rajas dioro, que chingaos, pa ques la lana - y el cover - charch y el consulo minimo ¿verda? lo que impedimos es el paso a gente inoportuna, en estado inconveniente.
Se abre la ventana, salen a relucir las credenciales , se abre la puerta.
Aarón Fux es propietario del Boccaccio. Boccaccio es discoteca.
Buena decoración, personal atentísimo. Severos precios fuera detemporada, imposibles en temporada. Pista de seis metros cuadrados donde 'algunas noches caben cien parejas bailando'. Música yanqui super onda, lo máximo de hoy y mañana. Mis recordmen viajan para enterarse de lo último y traerlo de inmediato. Claro, de cuando en cuando un disco mexicano, brasileño, el Caribe, en fin, sí, de repente ¿por qué no? También de cuando en cuando música tranquila, suave, más luz ¿no?, gente de cuarenta o cincuenta a la que a veces le da por desandar sus años. Lo normal es oscuridad completa para que luzcan los chavos en la pista, y lo que aquí es ley: ni un segundo de silencio, música sin solución de continuidad ya todo volumen: juventud en una palabra. Mírelos, júzguelos usted mismo. Y a eso vienen, no más. No son alcohólicos, no son drogadictos, no son padrotes, no, quieren bailar, quieren que los vean, sanos hasta la inocencia. ¿No es padre esta juventud?Las discotecas todas son iguales. Las parejas bailan agitándose epilécticamente; cada hombre y cada mujer por su lado, ignorándose con perfecta reciprocidad, sonriendo al vacío, improvisando pasosy braceos.
Se encienden y se apagan a mucha velocidad reflectores pequeñísimos y parpadeantes o, temblorosos: morados, amarillos, verdes, rojos, lilas, blancos; velocidad subliminal que fragmenta el espacio de tal modo que el movimiento de los cuerpos pierde continuidad y aparece dividido infinitesimalmente, como alucinante sesión de fotofijas: la rígida y rauda lentitud del títere, un gesto atrapado milímetro a milímetro en los quinientos milímetros de un giro natural, necesario, no pensado, no advertido. Una risa dibujada con vertiginosa pachorra desde que se anuncia hasta que se abre en carcajada. Luces, luces, luces naciendo y muriendo, muriendo en el instante de nacer, naciendo en el instante de borrarse. y la culebra multicolor de torsos, vientres, manos, cinturas, melenas,pechos; el arranque inabarcable de las caderas de aquella pelirroja monumental. En las mesas vacías se enfrían los ponches, cría lama el vodka, el wisqui, el coñac.
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