Corría el año de 1957, y era la primera gran temporada inaugural del Club Residencial Las Brisas,la genial idea de Don Juan March, el inversionista español que enamorado de esta parte de Acapulco adquirió de Don Manuel Suárez todos estos terrenos en donde la suave brisa que los acariciaba, inspiraron su nombre de pila. La genial idea de March, no paro en las casitas con piscina privada. Cada cliente podía contar con su propio Jepp sin chofer. Jeeps pintados a rayas rosa y blanco, colores mismos que posteriormente adopto Don Carlos Trouyet cuando adquirió la propiedad y continuo desarrollando el hotel que hasta hoy conocemos. Fue le mismo Don Carlos, quien por esos años era el promotor de lo que mas tarde fue Teléfonos de México, quien tuvo la idea de coronar su propiedad con una cruz en la cúspide de la montaña, en donde quiso que una capilla que recibio el nombre de "Capilla de la paz"albergaran a su muerte sus cenizas .
En la cripta conjunta fueron igualmente enterrados Doña Millie, su esposa, la primera en desaparecer, y posteriormente sus dos hijos, Jorge y Carlos Trouyet, desaparecidos fatalmente en un accidente de aviación a bordo de su propia avioneta al regreso de un weekend en Acapulco,
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