Las modas musicales llegadas de fuera habían tenido cierto éxito, pero nada parecido a lo que fue la oleada disco. Un viaje en el tiempo a ritmo de bola de espejos
Fito Girón, emparentado con el clavadista olímpico Carlos Girón, fue una de las primeras personalidades de la TV mexicana en ser relacionadas con la moda disco. Girón, quien de una adolescencia hippie había pasado al traje de poliéster, era acompañado por Graciela Chela Branniff, perteneciente a una adinerada familia dueña de la ya desaparecida línea aérea que llevaba ese apellido. El Canal 2 de Televisa puso al aire, en horario estelar (8 a 10 de la noche, naturalmente, de sábado) el programa Fiebre del 2, el cual después fue reducido simplemente a Fiebre.
El concepto de Fiebre era poco original, y se remontaba a esos concursos de baile popularizados por American Bandstand, de Dick Clark. La diferencia es que el fondo era únicamente música disco, mezclada, con el 100 por ciento de ella cantada en inglés. Y es que la ola disco llevaba, al salir el programa al aire por primera vez, la batuta de la moda entre la clase media y media alta de México.
En diciembre de 1977 se había estrenado en las salas nacionales Star Wars, mayormente conocida como La Guerra de las Galaxias. Poco después un tal Mekko popularizó el soundtrack de esa cinta adaptado a ritmos disco. Los locutores pronunciaban el nombre de ese artista como "Mico" pues la fonética de esa palabra tenía una connotación bastante vulgar.
El éxito de Fiebre del 2 trajo también consigo la apertura de esos nuevos centros de baile llamados discotheques. En la capital, Guadalajara y Monterrey surgieron los primeros, con nombres copiados que no cuesta trabajo imaginar (Krazy Horse, Studio 54...) y más tarde comenzaron a reproducirse en otras ciudades, particularmente las playas, ya fuera Disco O, en Acapulco, o Valentino's en Mazatlán. A mitad de 1978 todas las ciudades de medio tamaño ya tenían al menos un par de discotheques, muchas de ellas ubicadas en los hoteles.
Sin duda la voz que identificó la moda disco era la de alguien llamado Mario Vargas, quien al grito de "¡Ffffuegooo!" y unos comentarios incoherentes ("la pista se tuerce al ritmo del compás que no deja sitio ni al último plátano...") le dio a Fiebre del 2 una marca que luego daría a Vargas la oportunidad de anunciar comerciales, aunque se cuidaba de no mostrar su rostro en la TV.
Y si bien la moda disco entró a través de la TV privada --o Televisa, que por entonces era lo mismo--, la televisión estatal, a través del Canal 13, no tardó en subirse al vagón a través de un programa llamado Alta Tensión y que hasta entonces presentaba exclusivamente músicos de rock anglosajones. Primero fue un "especial" de música disco, luego otro, y otro. "Esto es lo que impera a nivel internacional... no nos queda de otra", fue la respuesta de uno de los ejecutivos del canal el cual, pese a pertenecer al Estado, se manejaba dentro de un esquema comercial (transmitía publicidad privada).
Como ocurría en otros países, en México también hubo un enfrentamiento entre quienes gustaban de rock y quienes preferían la música disco. Esto podía palparse en la extinta revista Sonido --dentro de muchos parámetros, una de las mejores publicaciones especializadas en rock que ha habido en este país-- que también había hecho a un lado a los intérpretes del rock para dar más espacio a artistas como Donna Summer, Barry White, Chic y Gloria Gaynor. Como resultado, la sección de correspondencia se convirtió en una de las más divertidas: "Por favor dejen de publicar esa porquería de música disco", se quejaba un lector en un ejemplar, publicado en noviembre de 1978; "ojalá esta moda asquerosa pase pronto para que vuelvan a publicar lo que a la mayoría de quienes leemos Sonido nos gusta", escribió otra chica.
Sin embargo la fuerza disco ya era incontenible en México. Una de las cintas que más dinero recaudó ese año fue Fiebre de Sábado. Eran tiempos en que no existían los multiplex sino las grandes salas de modo que a sus afueras de formaban largas filas de gente, que a veces se sentaba incluso en las escalinatas (actualmente ello ya no se permite; quienes no alcanzan asiento tienen que esperar a la siguiente función).
Como consecuencia de ese éxito, John Travolta pasó a ser un icono, primero, entre las clases altas y medias de las grandes ciudades. Los fines de semana era posible ver a varios clones de Travolta en las discos versión autóctona, con el traje de poliéster blanco, una camisa de seda negra y zapatos negros de tacón grueso. Tiendas como El Palacio de Hierro y Liverpool vendían el conjunto entero el cual, durante algunas semanas, se agotaba rápidamente.
Pero como pasa con todas las modas, lo disco fue permeando niveles sociales más bajos. En una de sus portadas, la revista Contenido titulaba "La naquiza se travoltiza" y refería, a través de entrevistas con DJs, asiduos a las discos y miembros de la socialité, cómo el "glamour" de los primeros días comenzaba a ceder ante el "mal gusto, imitación y ropas chillantes". Y es que, agregaba la revista, "la mayoría de las discotheques se 'ennacan' antes de cumplir un año de edad".
Finalmente, y ante el innegable éxito de Fiebre del 2, el recientemente fallecido Raúl Velasco, quien había dicho a TV Guía que nunca daría espacio "a los greñudos con pantalones apretados que cantan cosas en un idioma ajeno a nosotros", tuvo que ceder, sin duda ante las presión de su jefe Emilio Azcárraga, no tanto porque a éste le gustara ese ritmo sino por el gigantesco potencial económico que representaba una alianza publicitaria con las disqueras.
Así pues, desfilaron por el programa Barry White, Chic, Celi Bee, Earth Wind and Fire, KC and the Sunshine Band, Gloria Gaynor, Samantha Sang, Tavares y Santa Esmeralda, entre otros. De Celi Bee, originaria de Puerto Rico, se recuerda como ante cada pregunta en español del conductor, respondía en inglés. Según su publicista, la chica de ropas "intergalácticas" temía que el público se burlara de su acento boricua.
Pese al potencial de Televisa no se pudo concretar la presentación de Donna Summer y los Bee Gees en vivo en ese programa. La primera aludió "cansancio excesivo" poco antes de firmar y los segundos se encontraban "sumamente ocupados" filmando una "superproducción" que luego pasaría a la historia como uno de los mayores fiascos cinematográficos: la versión en celuloide de Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band.
Por su parte, los críticos de la empresa alegaban que si se había dado espacio a la música disco en sus canales se debía a su "carácter inofensivo, su carencia de mensaje y su descarado hedonismo". Como sea, la venta es ese género comenzaba a competir con la de los artistas locales, casi todos de corte romántico; el rock en español era todavía marginal; los gruperos, el pop rítmico en español y todo lo que llegó después era menos que un exoticismo.
El año que tuvo un apogeo aun más grande de lo disco en México fue 1979. La economía, respaldada en la explotación de nuevos pozos petroleros, parecía garantizar el futuro de modo que para acompañarlo nada mejor que ir a divertirse a las discos. En Europa y en Estados Unidos la moda ya iba en caída libre e incluso comenzaba el repudio hacia ella --ese mismo año, como se sabe, hubo una "quema" de acetatos discos en un estadio de beisbol en Chicago--, sin embargo en ese periodo la Secretaría de Turismo se dio gusto autorizando la apertura de nuevas discos.
De todos modos, el chacoteo, o la mofa abierta hacia la moda disco ya era evidente. El cómico Luis de Alba grabó varias canciones disco cantadas por sus personajes mientras que el payaso Cepillín ponía a la venta un álbum que parodiaba la portada del Saturday Night Fever y Enrique Cuenca, uno de los Polivoces, presentaba a "Barry Gon", una parodia de Barry White. Las zapaterías Canadá lanzaban el modelo Fiebre mientras cualquier tienda de ropa, ya fuera en un sector exclusivo o en la periferia, eran iluminados con unos enormes focos de colores, bolas de espejo colgadas del techo y a las muchachas ataviadas con unos ajustados pantalones de colores brillantes denominados "de tubo" que luego serían parte de la vestimenta "exclusiva" de las bellas de noche.
La radio tocaba una y otra vez éxitos como "Le Freak" de Chic, "Macho Man" de Village People, "I Will Survive" de Gloria Gaynor, "Da Ya Think I'm Sexy" de Rod Stewart, "Dance (Disco Heat)" de Sylvester y sobre todas ellas "Born to be Alive" del francés Patrick Hernández, la cual incluso se "coló" a otras difusoras de estricta programación en español.
Pero Fiebre del 2 comenzaba a perder rating. Chela Branniff dejó el programa tras sufrir un accidente automovilístico y en su lugar entraron otras conductoras temporales, entre ellas algunas hoy insólitas como Daniela Romo y Marcela Rubiales, la hija de Paco Malgesto. Por su parte el conductor Fito Girón había insinuado estar "harto" del programa y de hecho antes de finalizar el 79 ya lo habían reemplazado.
Al llegar el 80 también era manifiesto el desinterés de las disqueras por seguir promoviendo la música disco si bien hubo otros hits como "Rasputin" de Boney M. Pero ya se sentía la decadencia. Los ritmos fueron inclinándose más a una fusión de funk con R&B de la que saldrían cosas como el "Superfreak" de Rick James. Cuando la nueva moda anunciaba los grupos formados por preadolescentes como Menudo, la moda disco se fue difuminando pese a esporádicos hits como "Your Love" de Lime, los cuales no fueron aceptados por Raúl Velasco quien aludía que el apellido de Frank Loverde, el vocalista, hacía abierta alusión a la mariguana.
La fiesta disco terminó en julio de 1982 con la macrodevaluación del peso mexicano que hizo inviable la importación de equipos de sonido para acondicionar las discos, así como de los acetatos, que en tiempos pre Napster, preLimeware y preITunes no existía otra manera de conseguirlos. El saldo fue devastador: el 70 por ciento de las discotheques del país habían desaparecido para fines de ese año.
Ciertamente hubo otros lugares donde la moda disco fue mucho más fuerte. Pero para México se trató de la primera gran corriente musical llegada de fuera de gran influencia, mucho mayor aun que la beatlemania, la cual comenzó a manifestarse con mayor fuerza tras la desintegración de ese grupo.
FUENTE: http://www.geocities.com/rocconanny/cuando_el_influjo.htm
Fito Girón, emparentado con el clavadista olímpico Carlos Girón, fue una de las primeras personalidades de la TV mexicana en ser relacionadas con la moda disco. Girón, quien de una adolescencia hippie había pasado al traje de poliéster, era acompañado por Graciela Chela Branniff, perteneciente a una adinerada familia dueña de la ya desaparecida línea aérea que llevaba ese apellido. El Canal 2 de Televisa puso al aire, en horario estelar (8 a 10 de la noche, naturalmente, de sábado) el programa Fiebre del 2, el cual después fue reducido simplemente a Fiebre.
El concepto de Fiebre era poco original, y se remontaba a esos concursos de baile popularizados por American Bandstand, de Dick Clark. La diferencia es que el fondo era únicamente música disco, mezclada, con el 100 por ciento de ella cantada en inglés. Y es que la ola disco llevaba, al salir el programa al aire por primera vez, la batuta de la moda entre la clase media y media alta de México.
En diciembre de 1977 se había estrenado en las salas nacionales Star Wars, mayormente conocida como La Guerra de las Galaxias. Poco después un tal Mekko popularizó el soundtrack de esa cinta adaptado a ritmos disco. Los locutores pronunciaban el nombre de ese artista como "Mico" pues la fonética de esa palabra tenía una connotación bastante vulgar.
El éxito de Fiebre del 2 trajo también consigo la apertura de esos nuevos centros de baile llamados discotheques. En la capital, Guadalajara y Monterrey surgieron los primeros, con nombres copiados que no cuesta trabajo imaginar (Krazy Horse, Studio 54...) y más tarde comenzaron a reproducirse en otras ciudades, particularmente las playas, ya fuera Disco O, en Acapulco, o Valentino's en Mazatlán. A mitad de 1978 todas las ciudades de medio tamaño ya tenían al menos un par de discotheques, muchas de ellas ubicadas en los hoteles.
Sin duda la voz que identificó la moda disco era la de alguien llamado Mario Vargas, quien al grito de "¡Ffffuegooo!" y unos comentarios incoherentes ("la pista se tuerce al ritmo del compás que no deja sitio ni al último plátano...") le dio a Fiebre del 2 una marca que luego daría a Vargas la oportunidad de anunciar comerciales, aunque se cuidaba de no mostrar su rostro en la TV.
Y si bien la moda disco entró a través de la TV privada --o Televisa, que por entonces era lo mismo--, la televisión estatal, a través del Canal 13, no tardó en subirse al vagón a través de un programa llamado Alta Tensión y que hasta entonces presentaba exclusivamente músicos de rock anglosajones. Primero fue un "especial" de música disco, luego otro, y otro. "Esto es lo que impera a nivel internacional... no nos queda de otra", fue la respuesta de uno de los ejecutivos del canal el cual, pese a pertenecer al Estado, se manejaba dentro de un esquema comercial (transmitía publicidad privada).
Como ocurría en otros países, en México también hubo un enfrentamiento entre quienes gustaban de rock y quienes preferían la música disco. Esto podía palparse en la extinta revista Sonido --dentro de muchos parámetros, una de las mejores publicaciones especializadas en rock que ha habido en este país-- que también había hecho a un lado a los intérpretes del rock para dar más espacio a artistas como Donna Summer, Barry White, Chic y Gloria Gaynor. Como resultado, la sección de correspondencia se convirtió en una de las más divertidas: "Por favor dejen de publicar esa porquería de música disco", se quejaba un lector en un ejemplar, publicado en noviembre de 1978; "ojalá esta moda asquerosa pase pronto para que vuelvan a publicar lo que a la mayoría de quienes leemos Sonido nos gusta", escribió otra chica.
Sin embargo la fuerza disco ya era incontenible en México. Una de las cintas que más dinero recaudó ese año fue Fiebre de Sábado. Eran tiempos en que no existían los multiplex sino las grandes salas de modo que a sus afueras de formaban largas filas de gente, que a veces se sentaba incluso en las escalinatas (actualmente ello ya no se permite; quienes no alcanzan asiento tienen que esperar a la siguiente función).
Como consecuencia de ese éxito, John Travolta pasó a ser un icono, primero, entre las clases altas y medias de las grandes ciudades. Los fines de semana era posible ver a varios clones de Travolta en las discos versión autóctona, con el traje de poliéster blanco, una camisa de seda negra y zapatos negros de tacón grueso. Tiendas como El Palacio de Hierro y Liverpool vendían el conjunto entero el cual, durante algunas semanas, se agotaba rápidamente.
Pero como pasa con todas las modas, lo disco fue permeando niveles sociales más bajos. En una de sus portadas, la revista Contenido titulaba "La naquiza se travoltiza" y refería, a través de entrevistas con DJs, asiduos a las discos y miembros de la socialité, cómo el "glamour" de los primeros días comenzaba a ceder ante el "mal gusto, imitación y ropas chillantes". Y es que, agregaba la revista, "la mayoría de las discotheques se 'ennacan' antes de cumplir un año de edad".
Finalmente, y ante el innegable éxito de Fiebre del 2, el recientemente fallecido Raúl Velasco, quien había dicho a TV Guía que nunca daría espacio "a los greñudos con pantalones apretados que cantan cosas en un idioma ajeno a nosotros", tuvo que ceder, sin duda ante las presión de su jefe Emilio Azcárraga, no tanto porque a éste le gustara ese ritmo sino por el gigantesco potencial económico que representaba una alianza publicitaria con las disqueras.
Así pues, desfilaron por el programa Barry White, Chic, Celi Bee, Earth Wind and Fire, KC and the Sunshine Band, Gloria Gaynor, Samantha Sang, Tavares y Santa Esmeralda, entre otros. De Celi Bee, originaria de Puerto Rico, se recuerda como ante cada pregunta en español del conductor, respondía en inglés. Según su publicista, la chica de ropas "intergalácticas" temía que el público se burlara de su acento boricua.
Pese al potencial de Televisa no se pudo concretar la presentación de Donna Summer y los Bee Gees en vivo en ese programa. La primera aludió "cansancio excesivo" poco antes de firmar y los segundos se encontraban "sumamente ocupados" filmando una "superproducción" que luego pasaría a la historia como uno de los mayores fiascos cinematográficos: la versión en celuloide de Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band.
Por su parte, los críticos de la empresa alegaban que si se había dado espacio a la música disco en sus canales se debía a su "carácter inofensivo, su carencia de mensaje y su descarado hedonismo". Como sea, la venta es ese género comenzaba a competir con la de los artistas locales, casi todos de corte romántico; el rock en español era todavía marginal; los gruperos, el pop rítmico en español y todo lo que llegó después era menos que un exoticismo.
El año que tuvo un apogeo aun más grande de lo disco en México fue 1979. La economía, respaldada en la explotación de nuevos pozos petroleros, parecía garantizar el futuro de modo que para acompañarlo nada mejor que ir a divertirse a las discos. En Europa y en Estados Unidos la moda ya iba en caída libre e incluso comenzaba el repudio hacia ella --ese mismo año, como se sabe, hubo una "quema" de acetatos discos en un estadio de beisbol en Chicago--, sin embargo en ese periodo la Secretaría de Turismo se dio gusto autorizando la apertura de nuevas discos.
De todos modos, el chacoteo, o la mofa abierta hacia la moda disco ya era evidente. El cómico Luis de Alba grabó varias canciones disco cantadas por sus personajes mientras que el payaso Cepillín ponía a la venta un álbum que parodiaba la portada del Saturday Night Fever y Enrique Cuenca, uno de los Polivoces, presentaba a "Barry Gon", una parodia de Barry White. Las zapaterías Canadá lanzaban el modelo Fiebre mientras cualquier tienda de ropa, ya fuera en un sector exclusivo o en la periferia, eran iluminados con unos enormes focos de colores, bolas de espejo colgadas del techo y a las muchachas ataviadas con unos ajustados pantalones de colores brillantes denominados "de tubo" que luego serían parte de la vestimenta "exclusiva" de las bellas de noche.
La radio tocaba una y otra vez éxitos como "Le Freak" de Chic, "Macho Man" de Village People, "I Will Survive" de Gloria Gaynor, "Da Ya Think I'm Sexy" de Rod Stewart, "Dance (Disco Heat)" de Sylvester y sobre todas ellas "Born to be Alive" del francés Patrick Hernández, la cual incluso se "coló" a otras difusoras de estricta programación en español.
Pero Fiebre del 2 comenzaba a perder rating. Chela Branniff dejó el programa tras sufrir un accidente automovilístico y en su lugar entraron otras conductoras temporales, entre ellas algunas hoy insólitas como Daniela Romo y Marcela Rubiales, la hija de Paco Malgesto. Por su parte el conductor Fito Girón había insinuado estar "harto" del programa y de hecho antes de finalizar el 79 ya lo habían reemplazado.
Al llegar el 80 también era manifiesto el desinterés de las disqueras por seguir promoviendo la música disco si bien hubo otros hits como "Rasputin" de Boney M. Pero ya se sentía la decadencia. Los ritmos fueron inclinándose más a una fusión de funk con R&B de la que saldrían cosas como el "Superfreak" de Rick James. Cuando la nueva moda anunciaba los grupos formados por preadolescentes como Menudo, la moda disco se fue difuminando pese a esporádicos hits como "Your Love" de Lime, los cuales no fueron aceptados por Raúl Velasco quien aludía que el apellido de Frank Loverde, el vocalista, hacía abierta alusión a la mariguana.
La fiesta disco terminó en julio de 1982 con la macrodevaluación del peso mexicano que hizo inviable la importación de equipos de sonido para acondicionar las discos, así como de los acetatos, que en tiempos pre Napster, preLimeware y preITunes no existía otra manera de conseguirlos. El saldo fue devastador: el 70 por ciento de las discotheques del país habían desaparecido para fines de ese año.
Ciertamente hubo otros lugares donde la moda disco fue mucho más fuerte. Pero para México se trató de la primera gran corriente musical llegada de fuera de gran influencia, mucho mayor aun que la beatlemania, la cual comenzó a manifestarse con mayor fuerza tras la desintegración de ese grupo.
FUENTE: http://www.geocities.com/rocconanny/cuando_el_influjo.htm
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