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23 de enero de 2009

DISCO Y POLIESTER (1976 - 1980) PTE 2.








Telma Houston era hija de un predicador y su voz estaba pulida en los pentagramas del gospel. De ese insospechado sitio saldría una de las mejores voces disco y la cual ostenta también el honor de haber llevado uno de sus hits más representativos a la cima de las listas. Ello ocurrió en 1976 cuando Atlantic Records finalmente doblaba los brazos ante lo inminente y lanzaba "Don't Leave me This Way". Su ritmo era tan pegajoso que sólo los críticos prejuiciados hacia el género podían atacarla sin piedad, algo que finalmente al consumidor importó un maní puesto que "Don't Leave me This way" fue no sólo uno de los hits más importantes del 76, año del Bicentenario norteamericano, sino que además su célebre riff de bajo lo escucharíamos después en "Da ya Think I'm Sexy" de Rod Stewart, "Missing You" de los (¡gulp!) Rolling Stones, y además sirvió de base para otros dos temas sonadísimos, "Good Times" de Chic y "Another One Bites the Dust" de Queen.Pero para 1976 si alguien buscaba música bailable no había otra opción que la música discotheque que había saltado desde la oscuridad de los centros nocturnos gay, a fines de los sesenta, para convertirse en un negocio multimillonario agregado todo a su carácter multiétnico pues lo disco abrió las puertas a todas las corrientes, colores y ritmos. Una prueba de ello es "Kung Fu Fighting" de Carl Douglas, un jamaiquino emigrado a Nueva York. Ese año se distinguió también por una afición hacia las artes marciales y la filosofía oriental debido en parte a la serie televisiva Kung Fu, estelarizada por David Carradine. El experimento de Douglas fue harto curioso, agregar coros un tanto orientales a un ritmo de reggae. Pese a que Douglas ya no repitió el éxito, se le recuerda hoy como una base del movimiento disco de los setenta.Ross Royce también dio otro indicativo de hacia dónde iban las cosas. Su sencillo "Car Wash" --del cual luego se filmó una de las últimas blaxploitation movies (1) de la década-- repitió la suerte del "Rock Your Baby" y fue un hitazo. Luego emigraron a la balada de donde su "Wanna Get Next To You" fue parte importante de las listas R&B. Si algo distinguíría a la música disco sería su popularidad internacional, algo que se no veía desde el apogeo de los Beatles. Las discotheques comenzaron a proliferar no sólo en Europa sino hasta en América Latina donde el género no se veía tan subversivo como el rock, proscrito por muchos de sus gobiernos.Otra prueba de ello era Silver Convention. Alemania había regresado a Donna Summer convertida en figura internacional, y a Giorgio Moroder como productor de alcances ultraterrenales. Pero Silver Convention buscaba arrebatarle el trono: sus productores decidieron crear una terceta basada en The Supremes y The Ronnettes aunque con ritmo disco. Su primer éxito fue "Fly Robin Fly", de hecho el único que colocaron en el mercado norteamericano aunque en el resto del mundo continuó su popularidad. Sin embargo para cuando su vocalista Penny McLean lanzó "Lady Bump" quedaba claro que Silver Convention era, más que nada, una genialidad de sus productores gracias no sólo el eurodisco sino a Barry White, se convirtieron en parte sine qua non en la música de alcoba.La música disco era el soundtrack del hedonismo setentero. Por ello los críticos lo odiaban. No podían concebir que alguien pensara en pasarla bien pese a lo ocurrido en Vietnam, o que se hablara de amor sin pensar siquiera que Patti Smith --favorita de los críticos-- le hubiera dado a esa palabra un sentido irónico en su álbum Horses (1975). La búsqueda del placer auditivo que luego podría conducir a otros placeres fue quizá el motivo más grande que tuvieron los críticos para aborrecer a la música disco.Pero la gente, primero, no se molestaba en leer a estos supuestos expertos en música, y en vez de ello prefirió bailar el hustle, que auguraba ser el ritmo ubicuo (¿recuerdan el "San Francisco Hustle"?) todo en base a una campaña diseñada por Van McCoy.Aunque para 1976 Gamble, Huff y la Philadelphia Internactional Records ya eran sólo un brillante paréntesis del neosoul, Van McCoy procuraba mantener vivo el espíritu. "The Hustle", un semiinstrumental que se escuchaba por todos lados aquel año, poseía una tónica irresistible, y aunque McCoy sirvió como productor para muchas de las canciones inspiradas en "The Hustle", él mismo ya no pudo duplicar la fórmula. El músico tampoco alcanzó a ver los alcances totales de su influencia pues falleció en 1978.

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